Prostatitis

síntomas de prostatitis

La prostatitis es una enfermedad común entre los hombres, que se acompaña de dolor, molestias en la zona pélvica y problemas para orinar. La patología reduce la calidad de la vida íntima y puede provocar infertilidad.

La enfermedad suele ser asintomática, por lo que todos los hombres mayores de treinta y cinco años deben visitar periódicamente a un urólogo con fines preventivos.

¿Qué es la prostatitis?

La prostatitis es una inflamación de la glándula prostática (próstata), que se acompaña de dolor, molestias en la zona pélvica y problemas para orinar. La patología reduce la calidad de la vida íntima y puede provocar infertilidad. Según las estadísticas, esta enfermedad se detecta en un tercio de los hombres después de los treinta años y en aproximadamente el 40% de los hombres después de los cuarenta años. En hombres mayores de cincuenta años se presenta en el 50% de los casos. Al mismo tiempo, la prevalencia real de la prostatitis es mucho mayor, ya que a menudo se presenta de forma latente y no todos los pacientes consultan a un médico.

La próstata es un pequeño órgano glandular-muscular ubicado en la pelvis pequeña debajo de la vejiga y que cubre la parte inicial de la uretra. Produce una secreción que se mezcla con el líquido seminal y asegura así la actividad de los espermatozoides y su resistencia a las influencias adversas.

Con la prostatitis en los hombres, se altera la micción, la libido disminuye y se produce disfunción eréctil. La falta de un tratamiento oportuno en el 40% de los casos conduce a la infertilidad, ya que la glándula prostática deja de producir por completo secreciones de alta calidad que aseguran la motilidad de los espermatozoides.

Clasificación de la prostatitis

Existen diferentes clasificaciones de la enfermedad.

Prostatitis aguda y crónica en hombres.

Se suele utilizar la clasificación propuesta por los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. Según él, la prostatitis se divide en aguda y crónica.

La prostatitis aguda se caracteriza por una aparición repentina y un cuadro clínico pronunciado.

La forma crónica de la enfermedad ocurre bajo la influencia de factores infecciosos y no infecciosos. Puede ocurrir sin síntomas durante varios años.

La prostatitis crónica se diagnostica si dura más de 3 meses. Se cree que la inflamación se produce como resultado de una infección que ha ingresado a la próstata desde el recto o el tracto urogenital, incluso si no se detecta ningún agente infeccioso en los tejidos y secreciones de la próstata.

A veces, una infección muy grave penetra en la glándula prostática y afecta no solo a los conductos del órgano, sino también al órgano mismo. En este caso, se forman pequeñas úlceras (forma folicular de la enfermedad) que, cuando se combinan, pueden provocar un absceso de la glándula. El foco purulento puede extenderse más allá de la próstata y afectar órganos vecinos. Esto está plagado de desarrollo de prostatocistitis y otras enfermedades.

Un curso prolongado de prostatitis se acompaña de congestión en la zona pélvica y se considera prostatodinia.

Prostatitis infecciosa y no infecciosa.

La enfermedad se puede dividir en formas infecciosas y no infecciosas.

La prostatitis infecciosa se produce bajo la influencia de virus, hongos y bacterias. A menudo se desarrolla debido a una inflamación en los órganos genitourinarios, por ejemplo, uretritis, orquitis, cistitis. La patología puede aparecer debido a lesiones infecciosas de otra localización, por ejemplo, caries. A veces ocurre debido a una infección por infecciones de transmisión sexual (clamidia, tricomoniasis).

La causa de la prostatitis no infecciosa son los procesos estancados en los que se deteriora la secreción de secreciones prostáticas, la linfa y la circulación sanguínea. Muy a menudo, se produce una violación de la descarga de secreciones debido a una vida íntima irregular. En ocasiones aparece por baja actividad física, como consecuencia de una hipotermia.

Factores de riesgo para la prostatitis

La prostatitis infecciosa suele ir precedida de una infección por enfermedades de transmisión sexual. Los microorganismos ingresan a la próstata a través del flujo linfático o desde la uretra. A veces, la causa de la infección radica en una función de barrera insuficiente de las paredes intestinales.

La prostatitis no infecciosa aparece cuando hay congestión en la zona pélvica.

Factores que aumentan la probabilidad de patología:

  • focos de infección existentes en el cuerpo;
  • estreñimiento constante;
  • infección por enfermedades de transmisión sexual (clamidia, tricomoniasis, etc. );
  • deterioro de la inmunidad, por ejemplo, después de enfermedades graves, operaciones, como resultado de un estrés prolongado;
  • hipotermia única o constante;
  • falta de actividad física;
  • patologías crónicas (diabetes, hipertensión);
  • trastornos del sueño, shocks nerviosos;
  • lesiones traumáticas en el perineo (generalmente como resultado de deportes);
  • malos hábitos que conducen a la intoxicación del cuerpo (tabaquismo, abuso de alcohol);
  • vida íntima irregular;
  • interrupción constante de las relaciones sexuales;
  • eyaculación incompleta durante la intimidad;
  • vida sexual promiscua.

Síntomas de prostatitis en hombres.

Bajo la influencia de factores provocadores, los microorganismos provocan una inflamación aguda en la próstata. En este caso, se produce fiebre intensa, escalofríos y la micción se vuelve frecuente y dolorosa. La orina sale abundantemente y en pequeñas porciones.

El síndrome de dolor aparece en la próstata, así como en la zona pélvica. En ocasiones migra a la región lumbar y sacro.

Con una terapia inadecuada o sin ella, la enfermedad se vuelve crónica. Los síntomas pueden variar mucho de un paciente a otro. A algunos hombres les preocupa el dolor de espalda, la fatiga, el nerviosismo y los problemas con la vida íntima. Los signos de prostatitis crónica incluyen ardor y picazón al orinar, así como malestar en la zona perineal.

Estos síntomas pueden ir acompañados de dificultad para vaciar la vejiga, especialmente por la mañana. También se produce micción frecuente por la noche. Dado que con la prostatitis se altera la regulación nerviosa de la glándula prostática y su tono disminuye, la orina comienza a liberarse de manera desigual, a veces gota a gota. Un hombre experimenta malestar, ganas de orinar por la noche y dificultad para tener una erección, lo que puede provocar nerviosismo y deterioro de la calidad de vida.

En general, los signos de prostatitis en hombres se pueden dividir en tres grupos:

  • problemas para orinar, dolor en la parte inferior del abdomen;
  • problemas con la función sexual;
  • ansiedad excesiva, nerviosismo debido a una enfermedad.

La prostatitis aguda ocurre con un cuadro clínico pronunciado. La forma crónica de la enfermedad pasa con más calma y, a veces, de forma asintomática. Sin embargo, bajo la influencia de factores provocadores, puede pasar a una etapa aguda.

Diagnóstico de prostatitis

La prostatitis se detecta mediante un historial médico y un examen digital de la glándula prostática. También se utilizan métodos de diagnóstico:

  • UAC;
  • OAM;
  • cultivo bacteriano de orina;
  • análisis de secreción prostática;
  • frotis uretral para patógenos de enfermedades de transmisión sexual;
  • espermograma;
  • uroflujometría;
  • examen de ultrasonido de la próstata;
  • biopsia.

Tratamiento de la prostatitis en hombres.

La prostatitis se trata de forma conservadora o quirúrgica. La forma crónica de la enfermedad es más difícil de tratar que la forma aguda.

Si la patología es de origen bacteriano, según los resultados del examen, el médico prescribe antibióticos para la prostatitis. El ciclo de toma de medicamentos puede ser muy largo (de seis a doce semanas). Durante el tratamiento, es importante respetar la dosis prescrita por su médico.

Para normalizar la circulación sanguínea y mejorar la salida de las secreciones de la próstata, se utilizan fármacos antiinflamatorios y vasodilatadores. Si el paciente no tiene focos purulentos, formaciones o cálculos en el órgano afectado, se realiza un masaje prostático transrectal y (o) fisioterapia para mejorar la circulación sanguínea en el área pélvica.

Medicamentos para la prostatitis que un médico puede recetar:

  1. Antibióticos. Los fármacos más utilizados pertenecen al grupo de las fluoroquinolonas y los macrólidos.
  2. Medicamentos antiinflamatorios.
  3. Bloqueadores alfa-1 adrenérgicos. Se introducen en el régimen de tratamiento para aumentar la eficacia de los medicamentos básicos y reducir la gravedad de los signos de patología.
  4. Medicamentos a base de extracto de próstata. Ayudan a reducir la hinchazón, eliminar el estancamiento de las secreciones y mejorar la función secretora de las células epiteliales. Estos medicamentos son famosos por su efecto antiinflamatorio y también previenen la aparición de trombosis de vénulas en la glándula prostática. Se presentan en forma de supositorios para la prostatitis, comprimidos y liofilizado para preparar una solución para administración intramuscular.
  5. Preparaciones a base de hierbas de diversos efectos.

Su médico puede recetarle Longidaza para la prostatitis. Se utiliza como parte de una terapia compleja para las formas crónicas de la enfermedad. La acción del fármaco tiene como objetivo reducir las manifestaciones de patología, la regresión de los cambios inflamatorios y proliferativos en la glándula y reducir la probabilidad de recaídas.

En el tratamiento de la prostatitis, se recomienda al paciente que abandone las bebidas alcohólicas y las comidas picantes. Si le preocupan los problemas para dormir y el aumento de la excitabilidad nerviosa, el médico puede recetarle sedantes.

Si un hombre tiene focos purulentos en la próstata, se realiza una cirugía para eliminar el exudado purulento. La intervención quirúrgica también está indicada en ausencia de efecto del tratamiento conservador o en caso de adenoma de próstata. En este caso, el médico puede prescribir:

  1. Resección transuretral de la glándula prostática. Implica la escisión del tejido afectado preservando la próstata.
  2. Prostatectomía: extirpación de la próstata junto con los tejidos adyacentes afectados.

Complicaciones de la prostatitis

En ausencia de un tratamiento correcto y oportuno, la enfermedad puede volverse crónica. También es posible que se desarrollen complicaciones, por ejemplo, obstrucción de la vejiga con retención urinaria, que requiere cirugía.

Otras complicaciones de la prostatitis:

  • esterilidad;
  • forma recurrente de cistitis;
  • pielonefritis;
  • la aparición de focos purulentos en la próstata, que requieren cirugía;
  • sepsis (una complicación peligrosa que generalmente ocurre en pacientes con inmunidad débil).

Prevención de la prostatitis

Para reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad, es necesario eliminar los factores de riesgo. Se recomienda evitar la hipotermia, hacer suficiente ejercicio y seguir una nutrición adecuada. Para el estreñimiento, es necesario utilizar laxantes.

Una de las medidas preventivas es una actividad sexual adecuada, ya que tanto la actividad sexual excesiva como la abstinencia total pueden provocar prostatitis.

Si nota signos de una infección de transmisión sexual, es importante buscar ayuda médica de inmediato.

La prostatitis es una enfermedad que afecta la parte más importante de la vida de un hombre. Por supuesto, tratar su forma aguda es mucho más fácil que su forma crónica. Por tanto, si tienes problemas en la parte masculina, no debes automedicarte, intentando encontrar pastillas económicas y eficaces para la prostatitis. Es mejor consultar a un médico de manera oportuna.

Al contactar a una clínica de rehabilitación, los médicos profesionales realizarán un diagnóstico integral para determinar la causa de los síntomas desagradables, porque algunas enfermedades urológicas tienen aproximadamente el mismo curso. Según los resultados de los exámenes, se prescribirá un tratamiento que le ayudará a volver a una vida plena.